ASOMÁNDOSE A LA CALLE. DE LOS BENÉFICOS TALLERES DEDICADOS A LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS EN TEPITO),

ASOMÁNDOSE A LA CALLE. DE LOS BENÉFICOS TALLERES DEDICADOS A LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS EN TEPITO),
ASOMÁNDOSE A LA CALLE. DE LOS BENÉFICOS TALLERES DEDICADOS A LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS EN TEPITO.

Narrar y fotografíar

NARRAR Y FOTOGRAFIAR

para Cuauhtémoc García Arteaga, por su gran amistad.


Si me es posible comunicar, la palabra escrita y la imagen fotográfica me son vitales para lograrlo. Por ello, y por el intimo placer (egoísta, tal vez) que me produce hacer fotografía y cuento literario, abro este blog que me permitirá comunicarme y compartir estas vocaciones con familiares, amigos y, quizás, con algunos desconocidos que por curiosidad o por descuido entren en él.


Mi tema, inevitable para mí, es la ciudad y, en lo personal, mi barrio entrañable, que me ha llevado a realizar largos viajar sin abandonar mi habitación y, con ello, rondar entre sus calles y su arquitectura desmoronada y desteñida, vislumbrar sus entrañas, adentrarme en sus noches y sus amaneceres, en sus días opacos, umbríos y, en ocasiones, radiantes, aunque, muchas veces, éstos otorgan pocas esperanzas para esos seres escondidos, parapetados tras algún estereotipo demasiado gastado por la nota roja y por el paso del tiempo.


Por ello, lo sé o, tal vez, lo intuyo: no existe el ser humano que en el trajín de la vida a la sepultura permanezca ausente, inicuo, sin dejar huella. Siendo así, por ironía y paradoja, la gran mayoría de los que habitan estos rumbos obnubilados, me parece, no son los perversos que dejarán su huella criminal en las sombras de las habitaciones y de las vecindades (como lo imaginan los que temen al barrio). Esa huella no la dejarán ellos. Sin embargo, los que, con anticipación, los rechazan, los sancionan y los condenan (a la vez que denigran los estereotipo que sus "buenas conciencias" recrean a cada momento), sí lo harán, como ya lo hacen, sin ningún remordimiento, los políticos, los oligarcas neoliberales, los líderes sindicales, etcétera...

MODERNAS RESEÑAS TEPITEÑAS



Te amo invisible,
nocturna, inexistente.

Te amo porque existes
donde te configuro

plena y sincera,

sin artilugios.


Te amo 
ausente

de mis sueños,

libre,

etérea,

como el instante

extinguido hace un momento.


Te amo  
porque pienso que te encuentro.

DS




RESEÑAS TEPITEÑAS




30 octubre, 2019

"Hay mujeres entrañables, únicas, a las que nomás de verlas extender sus alas sabes que, sin límites, alcanzan alturas insospechadas. De ellas, ten cuidado, porque, inalcanzables sin remedio, te enamorarás al verlas tocar el cielo."


29 de octubre, 2019.

Autocalavera, no acostumbrada (ni en forma ni en contenido):

"En amores nunca he sido un conquistador, y nunca lo seré. Aunque, la verdad, a la única que desearía conquistar, dándole la bienvenida con una sonrisa, es a esa dama, a la que se celebra con boato en estos días."



20 de octubre, 2019

EL TIEMPO DE LAS MUJERES.

Había intercambiado mensajes a partir de una comentario que hice a una ponencia, que no he leído (de Gabriela Ladrón De Guevara De León, experta) con el tema de la educación personalizada que derivé hacia la experiencia en los talleres impartidos por los colectivos independientes en Tepito. Acababa de comprometerme a escribir sobre ese tema, de manera más testimonial que como alguien que lo conoce o lo domina, cuando la estridencia empezó a escucharse. Neta, no lo tolero, aunque en el medio parece "normal". Debí salir huyendo, abandoné el sano estado al que me estaba llevando el intercambio de mensajes. Pues empezaba a meditar acerca de las gratas experiencias en la Peña Morelos, en el Martes de Arte y en un taller de fotografía -impartido en unas calles "pesadas" del barrio- para niñas y niños, en el que participé invitado por la Escuela de Paz, y en lo que me habían llevado, estos talleres, a recapacitar... Dije que debí salir huyendo porque el estridente sonido de un vecino (una vecina, en realidad, la mujer del vecino, que pone su música a todo lo que da su equipo mientras lava la ropa de toda la semana de toda su prole, que son tres cabrones, y ella, pero que por lo visto utilizan un chingo de prendas de vestir para completar el atareado sábado sonidero de la "jefa", que, además, trabaja entre semana)...
Me fui al metro Morelos y salí en el de la Lagunilla para encaminarme por Brasil hasta el Zócalo de la ciudad de México. Llegué a la feria del libro. Un chingo de gente recorriéndola. Me puse a buscar el estante de la Universidad de la Ciudad de México (UACM). Quería adquirir una revista de Cultura Urbana dedicada a José Revueltas en la que aparece un texto que dediqué a tan, en lo personal, apreciado escritor. Cuando logré encontrar el estante buscado no tenían el ejemplar de Revueltas (que había pensado regalar). Frustración. Mala onda... Fui a meterme a uno de los foros dedicado a León Portilla, La visión de los Caídos. Una autora estadounidense hablaba sobre su increíble experiencia al lado de las comunidades de mujeres zapatistas, mientras su acompañante mujer correteaba a su hijo en el foro o atrás del foro (el niño quería hacer pipí). La mujer empoderada, rompiendo clichés "formalistas" en los mesas de "intelectuales".
En seguida continuó un filósofo argentino y su reimpreso libro sobre una faceta de Martín Heidegger. El libro estaba retenido en la aduana pero dos filósofos con copia de éste filosofaron sobre una feceta del filósofo alemán simpatizante del nazismo. Lo interesante vino, después de las elucubraciones de los conferencistas y el autor, porque un asistentes le preguntó al autor que para qué servía Heidegger en los momentos políticos y de tremenda criminalidad que estábamos padeciendo en México. El argentino respondió, algo abochornado, que ¡para nada! Luego dijo que tangencialmente bla, bla, bla y se despidió, saliendo del apuro en que lo metió una realidad muy concreta.
En seguido vino, de nuevo, el tema de las mujeres. Tres mujeres en el foro. Un libro que contiene una antología realizado por una mujer escritora sobre mujeres escritoras, Las Raras... porque prefirieron escribir que llevársela suave siendo amas de casa, "acomodadas", algunas (entonces pensé en mi vecina y su sonido estridente). También el empoderamiento de la mujer tratando los temas que les interesa sacar a la luz, siendo el tema ellas, las mujeres. Al final hubo un cuestionamiento de una mujer para la autora, cuestionándose entre mujeres. ¿Por qué resaltar la vida dramática de las escritoras antologadas y no su obras en sí (se mencionó a Anaís Nin)? La autora titubeó en su respuesta y se puso a elucubrar, lo que, tal vez, no estoy seguro, dejo inconforme a su interlocutora...
Emprendí el regreso, pero de pasada, en el foro de Para leer en Libertad, alcancé a escuchar a un trío de jóvenes mujeres que cuestionaban el porqué José María Morelos y Pavón había marginado a Leona Vicario, dejándola fuera del salón donde se redactaba una proclama capital para nuestra nación. Las mujeres reclamando su lugar en la historia. No un lugar marginal. SU lugar en la HISTORIA... Y yo, de regreso por la bulliciosa calle Argentina (los vestigios prehispánicos, la librería Porrúa, la Secretaría de Educación Pública), pensando en mi vecina, en su escándalo sonidero de ama de casa tepiteña, muy alejada de las "raras".

ARMANDO RAMÍREZ, HOMENAJE.



4 DE OCTUBRE, 2019.




Ayer fui al homenaje que la compañía de Teatro Tepito Arte Acá le ofreció a Armando Ramírez en el Salón Los Ángeles. Estuve en la mesa de Arturo Ayala "El Tirantes", que siempre brinda su amistad. Platicamos de cuando lo conocí (porque queríamos invitar a la Peña Tepito a Oscar de León, su compadre, padrino de uno de sus hijos); de sus vástagos, que hoy andan uno en Francia y otro en España, actuando y bailando; de que continúa viviendo en Peralvillo, en una de las vecindades más antiguas, en donde tiene un jardín particular; de que hoy es su santo, porque se llama Francisco Arturo, y que acabando el evento se iría en chinga al barrio, en su bicicleta, porque a la medianoche quería estar en la serenata en la iglesia de San Francisco de Asis, patrono del barrio de Tepito... Y platicamos de varios temas más que fueron saliendo mientras daba inicio la presentación dedicada al escritor tepiteño, que fue uno de los iniciadores del Tepito Arte Acá.
Aunque yo esperaba que el salón se atiborrará de gente, y no fue así, la presentación fue extraordinaria, neta, al recrear en varias escenas tres de las obras de Armando Ramírez, dos de ellas con el clásico estilo de la compañía de teatro tepiteña, que incluyen baile, danza, aztecas, pachucos, rumberas, gente de barrio (Noche de Califas y Quinceañera, que ya anteriormente habían sido puestas en escena por la compañía de teatro, con la participación del mismo Armando Ramírez, en la producción y el guión, y en algún caso con Julián Ceballos Casco, como escenógrafo)... hasta llegar a la última y nueva escenificación, la de la última novela de Armando Ramírez: "Déjame", en la que parece ser una obra autobiográfica (aunque una de las hijas del escritor lo niega), y en la que los directores, Susana Meza Cosme y Virgilio Carrillo Terronez, se apartan de su tradicional estilo de dirección, me parece, para sacar provecho, con mucho humor y sarcasmo, de la relación de un escritor (un varón) con el inesperado y siempre cambiante temperamento de las mujeres con las que se va relacionando a lo largo de su vida, en este caso, de reportero cultural. Un excelente actor (de esos que son casi anónimos, pero que son muy buenos; su nombre, Axel Agustín), sacó buen provecho a su personaje, improvisando de repente, haciendo reír en plenitud a la divertida asistencia...
Toda la programación fue chingona, neta. Incluidas las palabras del maestro escritor originario de Nezayork, Emiliano Pérez Cruz (rememoró la producción literaria de Armando) y de Fernando C. Ramírez, con algunas anécdotas surgidas a partir de su relación, en sus primeros tiempos, con los iniciadores del Tepito Arte Acá.
A la música ya no me quedé, salí del Salón Los Ángeles pasadas la 10 pm. Lástima.
Pero más lástima por los que se quedaron sin ocupar algunos lugares del icónico Salón Los Ángeles. Porque se perdieron algo que no se volverá a repetir...

Aunque, pienso, sería una lástima que no se volviera a repetir, aunque sea en alguna de las calles del barrio...

¡Felicidades a toda la compañía de Teatro del Tepito Arte Acá y, por supuesto, a sus directores, Susana y Virgilio, que mantienen tan vivo este, entrañable, modo de hacer teatro (con una nueva variante, creo) haciendo honor a uno de sus destacados integrantes, Armando Ramírez.



28 de septiembre, 2019

PROYECTO CASA BARRIO

El miércoles anterior acudí a la presentación de Casa Barrio, en la GJMV, Noche de museos. Poco público, pero sustancioso. La presentación consistió en la propuesta (que comparto desde que fuimos invitados al Viral Tepito 13 y que propusimos a las autoridades de Gobernación, de prevención a la delincuencia): apropiarnos de la Escuela Vasco de Quiroga, abandonada desde hace muchos años, para que los grupos culturales del barrio, todos, pudiéramos desarrollar talleres para la comunidad, a la vez que cada uno podría continuar desarrollando sus labores particulares, de organización y creación. La riqueza cultural, activa, de Tepito reunida en un solo lugar. Las autoridades nunca han hecho caso a esta solicitud. Pero Luis Arévalo, a través de Casa Barrio, continúa insistiendo, persistente como es, ya casi con 80 años de edad (dice que si se detiene, se muere, a pesar de que en su familia le piden que ya le pare; él les responde con ese argumento).


Casa Barrio ya tiene un diseño arquitectónico (desde "lejitos", porque el arquitecto no ha podido ingresar a la escuela), para este propósito. El arquitecto describió y proyectó su propuesta en una pantalla. Ójala las autoridades la tomaran en cuenta.

Alfredo Matus, director de la galería, les propuso organizar una conferencia de prensa para que nuevamente Luis Arévalo insista en este proyecto. También participaría el arquitecto Gabriel Sánchez Valverde, que por su parte también tiene un proyecto para mejorar el barrio. Gabriel, igual que Luis, es un persistente tepiteño que busca mejorar el barrio a través del conocimiento de su historia, su arquitectura y su cultura.

Por otra parte, entre los asistentes, estuvo nada menos que una mujer que me pareció reconocer, pero que no la identifiqué de inmediato. No fue sino hasta que Luis la presentó y le pidió su opinión que ella misma se identificó como cercana a Casco. Y sí, por supuesto,¡aparece en algunos retratos que Julián Ceballos Casco, destacado pintor del Tepito Arte Acá! De esta mujer Casco se quedó prendado, enamorado, antes de que ella partiera a su país. Tanto así que plasmó su imágen en algunas de sus pinturas.

Cuando me pidieron mi opinión comenté que la acababa de reconocer a través de los cuadros de Casco. Ella lo aceptó, algo ruborizada. Dijo que sí, era ella, pero que el cuerpo no era el suyo. Más adelante, cuando me despedí, insistió en esa observación... Y es que Casco, pienso después de recapacitar sobre ese repetido comentario, la pintó desnuda en alguno de sus cuadros. Eso a ella, pudorosa, aún, la ruboriza, me parece. Por eso su persistencia en señalar que ese no es su cuerpo.

El rostro de esta mujer, bien querida por Casco, mantiene rasgos finos de su juventud, Casco debió haberla conocido muy joven, aun más joven que él, antes de que regresara a su país. Acaba de retornar a México y, con ello, al barrio que aprecia y del que guarda personales y gratos recuerdos. Sin dudad es bienvenida.



16 de julio, 2019.

PERIPLO EN TEPITO.

Fernando Ramírez. Al fondo la parte trasera de la iglesia de Santa Ana, en Peralvillo esquina con Matamoros.


I. Inicio de un periplo increíble.
El sábado fui a la GJMV a la inauguración de la exposición Cuba va, en la que se exponen más de 100 carteles relativos a la Revolución Cubana. Alberto Hijar fue el curador y es el coleccionista de estos carteles, que pertenecen al Taller de Arte e Ideología que él fundó. A este sobresaliente crítico de arte lo tuvimos algunas ocasiones en la Peña Morelos. Cuando llegué se lo comenté a una muchacha que brinda sus servicios en la galería. Al poco rato, ella, amablemente, llevó al maestro Hijar a donde yo estaba. Lo saludé y le comenté de su estancia en la Peña. Me contestó que en la mañana de ese día había pensado que en la Peña había alternado con Tania Libertad. Sin pensarlo, espontáneo, le comenté que aquella ocasión Tania había llegado tarde -así había sucedido, sin embargo. la peruana, recién llegada a México, nos cantó, sin micrófono, acompañada de su guitarra, sentada en un banquito, únicamente al pequeño grupo que acababa de recoger la tarima, las sillas, el equipo de sonido y las luces con los que realizábamos la peña; escucharla fue algo inolvidable, por eso lo mantengo en mi memoria- y el maestro se sacó de onda, porque entonces no había podido alternar con Tania. Lo último que dijo fue que debí llevar a Felipe (Hernández). Le dije que yo esperaba haberlo encontrado ahí... Entonces el maestro Hijar se dio la vuelta y se fue. Nos dejó en la babia, comentándole que Felipe había estado hacía pocos días en la galería, durante la noche de museos... Nada más le dije a la amable muchacha, como para justificar al maestro, que ya estaba grande (tiene el pelo blanco, algo de calvicie y luce medio encorvado).
En fin, se hizo la inauguración por parte de Lucinda Jiménez, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), y del maestro Alberto Hijar, simpatizante -yo también- de la revolución Cubana.
Ya me iba cuando, en la salida de la galería, Virgilio me comentó que la funcionaria (me había presentado con ella poco antes de la inauguración) hablaría con la gente de cultura de Tepito. Me disponía a esperarla cuando Fernando C. Ramírez salió de la GJMV . Como siempre que nos encontramos, entrañable amistad de muchos años, desde la escuela primaria, de inmediato nos pusimos a platicar. Y no interrumpimos la plática hasta que Virgilio Carrillo Terronez, siempre atento y amable, salió de la galería y nos comentó que ¡ya se había realizado la reunión con la funcionaria! ¡Nosotros ni cuenta nos habíamos dado! Nos dijo que el director de la galería citaría para que en un día determinado la gente de cultura le presentara sus proyectos particulares a Lucinda Jiménez. Va. Chido.
Nos despedimos.
II. Un periplo intelectual barrial
Fernando y yo decidimos agarrar nuestro camino de regreso a nuestras casas. Nos dirigimos al metro Lagunilla. Continuamos con nuestra plática.. En el tránsito por Peralvillo, donde habítaba en una vecindad, comentamos del Manzanita, de nuestra amistad también desde la infancia, de su muerte desolada. De sus dos perros, a los que quería mucho y que, se dice, después de dos días de que había fallecido el Manzanita, habían empezado a devorarlo. Tristeza y horror.
Llegamos al metro Lagunilla. Fernando me preguntó, ¿a dónde vamos? Me sorprendió que deseaba seguir platicando. Decidimos encaminarnos hacia la estación del metro Tepito. Comentamos de varios temas más, entre ellos del porqué me parece importante la gente que pertenece a lo que él llama el lado oscuro de Tepito, la cultura independiente, autónoma, que se desarrolla en el barrio. “Porque ha permanecido vigente, le contesté, y se ha vuelto una tradición a lo largo de casi cincuenta años. Desde los setentas, en que surgen Tepito Arte Acá y la Peña Morelos. Después vino todo lo que se derivó de ambas agrupaciones, otros grupos y creadores individuales, que continúan hasta nuestros días. Todos ellos sin recursos económicos, como podría ser en Coyoacán -Fernando alguna vez pensó que allá se había dado algo semejante. Pero no era lo mismo, argumenté. Allá hay recursos económicos, todo lo contrario a lo que ha sucedido en el barrio. En Coyoacán, los grupos o creadores intentan ser ‘cosmopolitas’, ingresar al ‘mercado de la cultura’. Acá no, aquí todos, los grupos y los creadores individuales, se van por un camino contrario: no abandonan su entorno social, barrial, la temática tepiteña, sin dejar de ser universales por lo que plantean (el amor, la soledad, los conflictos sociales, la existencia determinada por su condición, la condición del ser humano, etc,). Con ello han desarrollado expresiones culturales y artísticas muy válidas." Un ejemplo de este argumento, es la misma revista Desde el Zaguán, La Hija de la Palanca (sus viñetas, su diseño), Tepito Crónico, Manrique con su temática de los oficios, Casco con sus paisajes de vecindad, sus vírgenes y crucifíjos, Virgilio con sus puestas en escena en su compañía de teatro, Arévalo y la defensa del barrio en el Martes de Arte, Rafael López en sus cuentos, incluidos Mario López, Eduardo Vázquez, Los Olvidados de Tepito, Alfonso Hernández, así todos los demás,
III. Un periplo por las calles de “nuestro” barrio.
Llegamos al metro Tepito y otra vez Fernando, ¿adónde vamos? Me quedé pensando. Algo me comentó que me llevó a ratificar que fuéramos a donde él había vivido, a la vecindad de Caridad, en donde recibió a Manrique, a Casco y a Armando, quien, por aquellos años, le solicitó que los albergara porque el naciente Tepito Arte Acá no tenía lugar donde realizar sus actividades; en ese momento, la revista Chinchín, con argumento de Armando y el arte de Casco y Manrique.
Llegamos a la vecindad de Caridad y comentamos sobre el 19 de esa misma calle, otra vecindad con un chingo de apartamentos. Fernando compartió conmigo anécdotas de esos lugares. Las guardo para mí, porque quien las debe contar es Fernando.
Ya encarrerados en eso de visitar lugares donde habían habitado los creadores tepiteños, nos encaminamos al edificio donde había vivido Armando Ramírez, en Gónzález Ortega. Fue cuando, digo, caí en la cuenta de que hacía rato habíamos iniciado un recorrido por “nuestro barrio”, el que nos pertenecía, el que conocemos desde nuestra infancia. Porque para transitar no habíamos caminado por los pasillos del comercio del gigantesco tianguis, lo habíamos hecho caminando del lado de las paredes, sobre la banqueta, a espaldas de los puestos. Habíamos vuelto a ver fragmentos de las antiguas calles, las antiguas fachadas, los antiguos muros, las antiguas vecindades que ocultan las lonas y las estructuras metálicas del comercio de hoy.
Así llegamos a González Ortega y nos detuvimos enfrente del edificio en donde había habitado Armando Ramírez. Escuche más anécdotas compartidas por mi compañero de viaje. De músicos y canciones que él alcanzaba a escuchar por aquel lugar.
En esa misma calle, en dirección al Eje Uno Norte, encontramos la vivienda en la que había permanecido por un tiempo Felipe Ehremberg; quien, me confirmó Fernando, no había sido parte del Tepito Arte Acá, como algún diario difundió en relación al fallecimiento de Armando Ramírez.
Nuevamente desembocamos en Granaditas, hoy Eje Uno Norte. De ahí decidimos ir a Peñón, en donde también había vivido Armando y dónde también había habitado Virgilio.
Por Toltecas llegamos a Peñon. Caminamos hacia el poniente. Antes de atravesar Jesús Carranza, nos topamos con un antiguo edificio que alberga a una asociación de comerciantes. Fernando se detuvo muy interesado. Me dijo, vamos a visitar a M.B. Le comenté que no tenía buenos antecedentes de él. Fernando se sorprendió. Fue a preguntar a la puerta. Dio su nombre para que le avisaran a M.B. Fuimos recibió con mucho gusto.
M.B. ha promovido en instancias oficiales que se le realicen y entreguen algunos reconocimientos a Fernando, por su labor cultural y su revista Desde El Zaguán.
De boca de M.B. escuchamos un decena de anécdotas. Desde que había recibido un machetazo en la cabeza por meterse en una bronca que no era suya, hasta que uno de sus hermanos, piloto aviador, había escrito sus memorias familiares. Las que él no ha leído, pero que algunos miembros de su familia sí lo han hecho. Acabaron llorando por su lectura. Le sugerimos que deberían publicarse esos textos. Su hermano no lo aceptaría nos respondió M.B.
Al finalizar nuestra visita, pensé que este viejo líder de comerciantes nos había compartido algo de esa inadvertida complejidad humana, esa complejidad del ser tepiteño, de ser líder de comerciantes, sobreviviente en Tepito. Calvo, afectado de la vista, chimuelo, sin algunos dientes, pero siempre echado para adelante en el legendario barrio bravo.
Nos despedimos, no sin que M.B. le prometiera a Fernando conseguirle un aparato auxiliar para uno de sus oídos.
Al finalizar el viaje, antes de entrar en Jesús Carranza para dirigirnos al Metro Tepito, fuimos al edificio de Peñón donde vivió Armando Ramírez y también Virgilio Carrillo Terronez.
Fue lo último que visitamos. Terminamos nuestro periplo barrial en la estación del Metro Tepito. Fernando entró a la estación subterránea y yo me encamine a mi departamento.
Durante el trayecto hacia mi vivienda, pensé en que Fernando me había comentado que él no acostumbraba ser guía de nadie en Tepito -lo repudiaba, me pareció, por el tono en que lo dijo-, sin embargo, conmigo lo había sido. Excelente, por cierto. Hecho que siempre le agradeceré a mi perenne amigo, Fernando C. Ramírez, el Poeta -no porque lo fuera, o porque escribiera o editar una revista, sino porque en ferrocarriles, donde laboró siempre, sus compañeros lo apodaron así, por su aspecto, de poeta flaco, mal alimentado y desgreñado; poeta desaliñado en el imaginario popular de aquellos tiempos.






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