Desde que apareció la "fayuca" (se dice que traída en un tráiler repleto de televisores, equipos de sonido y electrodomésticos -de procedencia extranjera y metidos ilegalmente al país-, que empezaron a ser fiados para que fueran vendidos al menudeo, en puestos ambulantes, por los propios vecinos del barrio de Tepito) en la calle de Tenochtitlán y en La Rinconada; y de que, poco después, la "piratería de marcas prestigiosas" surgió en la calle de Fray Bartolomé de las Casas y del mercado de chacharas... Esto, “por coincidencia”, desde que Miguel de la Madrid, durante su presidencia, dio inicio a la adopción del depredador neoliberalismo... Sistema económico que luego fue continuado por Carlos Salinas de Gortari, ejemplificado, entre otras de sus nefastas acciones, por la firma del nunca equitativo Tratado de Libre Comercio (TLC) entre México, Estados Unidos y Canadá... y extralimitado por Ernesto Zedillo, que acabó de privatizar las últimas empresas paraestatales posibles -afortunadamente no pudo vender las históricas empresas energéticas, las de electricidad y del petróleo-, hundiendo al país en una devaluación y una crisis interminables... continuadas por la presidencia del “cambio” (¡en reversa!) de Vicente Fox y ahora por el inepto Felipe Calderón (el de las manos limpias, pero demasiado ensangrentadas), quien, el año pasado, 2010, extinguió la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, echando a la calle a más de 40 mil trabajadores... Por todo ello, los oficios que otrora fueron parte de una cadena productiva que permitían cierta autosuficiencia económica del barrio de Tepito, gradualmente se han ido extinguiendo...
Treinta años después de haberse adoptado en México el neoliberalismo (en el que las descomunales ganancias monetarias de unos cuantos son el objetivo principal antes que el bienestar de la mayoría de los seres humanos empobrecidos por la instauración de bajos sueldos -lo que significa mano de obra barata disponible para las grades empresas- y por la falta de empleos), recrudecido en la práctica por la apertura indiscriminada de los mercados locales y por la importación de productos baratos y de mala calidad; miles de ellos elaborados por obreros mal pagados y con maquinarias modernas, en desigual oposición a los oficios establecidos y ejercidos en talleres familiares que producen, o producían, decenas o, si bien les va, centenas de sus productos artesanales de mucho mejor calidad...
Estos oficios, entre ellos los de hormeros y zapateros, con sus característicos talleres y herramientas, apenas subsisten o han terminado por desaparecer, a pesar de los esfuerzos de sus pocos sobrevivientes en un barrio en el que en cuartos de vecindad y pequeños locales, abundaron y alimentaron a cientos de familias... A las que hoy la saturación del comercio, legal o ilegal, no permite satisfacer sus necesidades diarias, marginándolas, acabando de encaminar, en un buen número de casos, a algunos de sus miembros hacia la delincuencia (si nos es que a toda la familia).
Tepito, abril 2011.
(FOTOGRAFÍAS PERTENECIENTES A LA SERIE OFICIOS EN EXTINCIÓN EN EL BARRIO DE TEPITO.)
EL TALLER DE HORMAS
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El hijo del hormero. Plata gelatina, 2003. |
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El horno para desflemar el blok de madera. Plata gelatina, 2003. |
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El altar del taller de hormas. Plata gelatina, 2003.
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El maestro hormero. Plata gelatina. 2003. |
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El taller de hormas. Plata gelatina. 2003. |
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El antiguo torno para modelar hormas. Plata gelatina. 2003 |
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El tornero. Plata gelatina, 2003. |
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El torno de acabado. Plata gelatina, 2003. |