ASOMÁNDOSE A LA CALLE. DE LOS BENÉFICOS TALLERES DEDICADOS A LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS EN TEPITO),

ASOMÁNDOSE A LA CALLE. DE LOS BENÉFICOS TALLERES DEDICADOS A LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS EN TEPITO),
ASOMÁNDOSE A LA CALLE. DE LOS BENÉFICOS TALLERES DEDICADOS A LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS EN TEPITO.

Narrar y fotografíar

NARRAR Y FOTOGRAFIAR

para Cuauhtémoc García Arteaga, por su gran amistad.


Si me es posible comunicar, la palabra escrita y la imagen fotográfica me son vitales para lograrlo. Por ello, y por el intimo placer (egoísta, tal vez) que me produce hacer fotografía y cuento literario, abro este blog que me permitirá comunicarme y compartir estas vocaciones con familiares, amigos y, quizás, con algunos desconocidos que por curiosidad o por descuido entren en él.


Mi tema, inevitable para mí, es la ciudad y, en lo personal, mi barrio entrañable, que me ha llevado a realizar largos viajar sin abandonar mi habitación y, con ello, rondar entre sus calles y su arquitectura desmoronada y desteñida, vislumbrar sus entrañas, adentrarme en sus noches y sus amaneceres, en sus días opacos, umbríos y, en ocasiones, radiantes, aunque, muchas veces, éstos otorgan pocas esperanzas para esos seres escondidos, parapetados tras algún estereotipo demasiado gastado por la nota roja y por el paso del tiempo.


Por ello, lo sé o, tal vez, lo intuyo: no existe el ser humano que en el trajín de la vida a la sepultura permanezca ausente, inicuo, sin dejar huella. Siendo así, por ironía y paradoja, la gran mayoría de los que habitan estos rumbos obnubilados, me parece, no son los perversos que dejarán su huella criminal en las sombras de las habitaciones y de las vecindades (como lo imaginan los que temen al barrio). Esa huella no la dejarán ellos. Sin embargo, los que, con anticipación, los rechazan, los sancionan y los condenan (a la vez que denigran los estereotipo que sus "buenas conciencias" recrean a cada momento), sí lo harán, como ya lo hacen, sin ningún remordimiento, los políticos, los oligarcas neoliberales, los líderes sindicales, etcétera...

sábado, 25 de marzo de 2017

MAYRA VALENZUELA, DE LAS CABRONAS DE TEPITO, VS LAS INSTITUCIONES DE "JUSTICIA".

PRIMERA PARTE.
Mayra Valenzuela

Todos somos culeros (y culeras),
unos más, otros menos.
Pero todos y todas lo somos.
Lo que hace la diferencia
es lo que hacemos por nosotros
 y por nuestro entorno social,
para bien o para mal.

Yo,
Tepito, diciembre del 2016.

El inicio

                                                                   para La Tunita

De las mujeres sé poco o nada. Me cuesta entender su pensamiento. A veces imagino que su inteligencia está más allá de mi entender. Cotidianamente convivo con ellas, habitamos el mismo desconsolado planeta; aunque, creo, no habitamos los mismos ámbitos. Pisamos el mismo asfalto, transitamos las mismas calles, pero para ellas no son lo mismo. Ellas lo perciben distinto. Tal vez más cálido, más amigable, no sé; quizás son más amorosas al observar su medio ambiente y a quienes las rodean. Pero no dejan de ser cabronas.
Ahí está lo complicado, en Tepito se precian de ser más cabronas (¿qué bonitas?), según un grafiti que se encuentra en una de las entradas de La Fortaleza, el conocido conjunto habitacional del barrio.
Esa es la contradicción: en Tepito, el barrio bravo, tradicional, machista por antonomasia, ‘ta cabrón que haya cabronas, ¿o no? ¿Son más cabronas que los cabrones? Digo, como va…


I

Mayra Valenzuela

Conversamos en el departamento de sus padres, en la pequeña sala donde, en una pared, cuelgan varios retratos de Frida Kahlo, realizados para ella por Héctor Cerezo, cuando era preso político (al mismo tiempo que sus hermanos, Alejandro y Antonio).
En ese ambiente personal, Mayra me permitió atisbar su mundo, percibir el entorno social que la rodea; compartió conmigo sus expe-riencias de sobreviviente en medio del torbellino de sus batallas.

Ella, desde el año 2009, es una de las cabronas invisibles de Tepito, por obra y gracia de la intervención artística realizada por Mireia Saillarès, artista española, en una de las entradas del conjunto habitacional conocido como la Fortaleza, muy cerca de donde, en tiempos recientes, se pintó el grafiti de la Cabronas de Tepito. Un pedestal, con una placa, colocada ahí desde aquel año, da testimonio de ello.

No se piense que por ostentar este título, las cabronas representan el estereotipo que el colectivo imaginario atribuye a las oriundas de este barrio -mujeres algo semejantes a la Guayaba y la Tostada del cine nacional-. No. Estás cabronas son cábulas, tai-madas, entronas y muy trabajadoras, nada dependientes de un acom-pañante masculino. Solas la pueden hacer, ya se verá. Incluso, ni negarlo, dos de ellas, hablan un caló fanfarrón, socarrón, irónico en contraposición al del varón tepiteño, digo… Pero me estoy adelantando. Antes…
II
A Mayra la conocí el año 2013, en una reunión que tuvimos los colectivos “culturosos” del barrio con una representación del gobierno federal, de la Subdirección de Prevención al Delito, perte-neciente a la Secretaría de Gobernación (SG). Querían nuestra parti-cipación para realizar el Viral 2013-Tepito, un evento que reuniría a jóvenes de todo el país en nuestro barrio. Ella, llegando -en compañía de José Luis Rubio, a quien yo había invitado-, de inmediato, se hizo notar al opinar y dejar claras sus intenciones participativas, que incluían denunciar la desaparición de los muchachos tepiteños, en mayo del 2013, en el bar After Heaven de la Zona Rosa, en la capital del país.
Pocos días después, luego del transcurrir de las reuniones, en conversaciones informales, supe que era soltera, madre de un pequeño varón al que bautizó con el nombre de Diego y al que le agregó sus dos apellidos, Valenzuela Rosas, ninguno de su padre biológico.
También supe que Mayra es admiradora de Frida Kahlo. Pero no porque sea una azotada enamorada de algún “Diego” que le haya sido infiel. No. Creo que sin dejar de admirar la personal pintura surrealista de Frida, lo que la subyuga es la actitud a prueba de cualquier madriza, física o moral de la artista; porque tampoco es que Mayra padezca poliomielitis, o porque sufrió un accidente que le fregó la columna vertebral, o porque hubiera soportado veintitantas operaciones que no le sirvieron de nada, o porque tenga una pierna amputada. No, nada de eso identifica a Mayra con Kahlo. Lo que, considero, convoca la admiración de Mayra hacia Frida es que, como la pintora fallecida en 1954, a su manera, lo que vive, lo vive a todo lo que da. 
En ocasiones, esa, su forma de existir, la expresa con una risa franca y potente; otras, con sus manos inquietas que trenzan su cabellera en la que deshebra abundantes mechones de cabello rubio, teñido. Vive, digo, a lo Frida, porque es parte de su vocación, de estar sobre la tierra.
Autor, Hëctor Cerezo.
Ella con frecuencia afirma que es enojona; “bipolar”, dice. Aunque su actitud, me parece, delata más a una mujer determinada que sabe a lo que va y por lo qué va. Esa intrepidez supera, por mucho, su estatura física.
En el trato personal, la gente que la conoce en su cotidianidad, sabe que le gusta el desmadre y el cotorreo. Tomarse una chela o dos o más y fanfarronear de ello entre cuates y cuatas. La pasa chida en cuanto le es posible, sin dejar de ser rigurosa cuando lo requieran las broncas que de repente se le atraviesan en su rumbo.
Autor: Héctor Cerezo
III
Mayra fue la tercera de tres hermanos. Una hermana y un hermano nacieron antes que ella, que fue dada a luz en 1979. Su niñez transcurrió jugueteando entre olores de pieles y suelas, cemento industrial, herramientas y maquinas del taller de elaboración de calzado en que por aquellos tiempos laboraba su mamá.
Apenas ingresó al primer año de la escuela primaria, la pequeña Mayra se ocupó del estudio. Clavada la niña. No tenía de otra. Sus padres no le permitían salir a jugar al patio de la vecindad ni a la calle Matamoros.
Dentro de esa filial reclusión, transcurrieron sus años de infancia y pubertad; la primaria, la secundaria, el bachillerato, siempre acompañada por amistades entrañables.
IV
Tal vez 1996 fue un año decisivo para ella. Con 17 cumplidos, después de cursar dos años de bachillerato por los rumbos de Coyoacán, decidió mudarse a una escuela preparatoria. Calculaba que de esa manera obtendría el pase automático a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Esta decisión la llevó a la calle de Fresno, Colonia Atlampa, Delegación Cuauhtémoc, más cerca de su domicilio en el barrio de Tepito. Acudió a inscribirse en la Preparatoria Popular Mártires de Tlatelolco. Ahí conoció a Agustín Villa, el Chiquilín, controvertido líder histórico de la prepa. Él, el de la lucha estudiantil sin concesiones, el del CEU Rojo, influiría definitivamente en Mayra. Si al llegar a Fresno su mejor aspiración era ser educadora de niños, en unos cuantos días, semanas, se adentró en el medio heredero del ala más radical del movimiento estudiantil de 1968. Y más se involucró porque, meses después de que arribara a Fresno, en 1997, el recién nombrado rector de la UNAM, Francisco Barnés de Castro, se propuso separar de la universidad a las preparatorias populares. Mayra perdería el pase automático al que aspiraba. De inmediato, en contra de las intenciones de Barnés, participó en guardias, marchas, paros, asambleas, protestas, pintas.
“Yo no usaba pañoleta que ocultara mi cara, con estas nalgas que tengo…” Siempre fue de las primeras en confrontarse con quien la topara. Entre el estudiantado de las prepas populares creció la recia fama de Mayra, la del pelo corto, casi a rapa.
La lucha de las preparatorias populares fracasó. Fueron desincorporadas y debieron convertirse en privadas.
Mayra, generación 1996-1998 de la preparatoria Mártires de Tlatelolco, al terminar sus estudios, no alzó el vuelo buscando otros rumbos, se incorporó a la plantilla de trabajadores de ese plantel. Según algunos rumores y comentarios que escuché, durante ese tiempo Mayra había participado en una guerrilla urbana. Ella lo niega con determinación y no hay nada que demuestre lo contrario. Ese dicho parece más una de las leyendas urbanas que se van creado, de boca en boca, en rededor de algunos personajes del barrio, según sus definiciones y características personales y sociales.
V
En 1999, Mayra, inscrita en la licenciatura de psicología en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), por los rumbos del Ajusco, no dejó de participar en la huelga universitaria al lado de su hermana Eva que estudiaba en la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM. Casi por antonomasia, se identifica con el ala radical que, de 1999 al 2000, fue parte del Consejo General de Huelga (CGH). Nuevamente va en contra de las propuestas de Barnes de Castro. El rector de la UNAM pretende modificar el Reglamento General de Pagos al establecer  erogaciones obligatorias para los estudiantes: pago por inscripción, pago semestral y pago de servicios. A estas propuestas, el CGH contrapone, como su principal demanda, lo que ordena la Constitución Mexicana: la educación debe ser gratuita.
En busca de apoyos, Mayra recurre a la Preparatoria Mártires de Tlatelolco, que no por haber sido privatizada ha dejado de ser radical en su lucha estudiantil. Solicita abasto para los estudiantes que hacen guardias en las preparatorias, los Colegios de Ciencias y Humanidades (CCH), las escuelas y las facultades, y un camión escolar para transportar lo necesario. Sin ser estudiante de la UNAM, durante meses, participa en mítines, asambleas, tomas de instalaciones y guardias.
Antes de que finalizara la huelga estudiantil, que iba para un año (1999-2000), la policía federal (PFP) viola la autonomía universitaria. Ingresa al auditorio Che Guevara de la facultad de Filosofía y Letras. Cientos de estudiantes que hacían guardia son detenidos. Entre ellos, Mayra y su hermana, Eva. En total más de mil estudiantes son apresados en distintos planteles universitarios.
Dentro del auditorio, en medio del desmadre y el temor, Mayra pretende proteger a su hermana mayor. No tolera que cualquier federal, hombre o mujer, se le acerque: “¡A ella no la toques!”, amenaza, “¡con ella no te metas!”, y les hace la “tepiseñal” (“¡Tóma, culero!”). Ambas son detenidas y, al salir del auditorio, a las cámaras de televisión que las enfocan, Mayra, retadora, también les hace la misma señal. Al amanecer, unos vecinos la identifican en la imagen de un noticiero televisivo y, apresurados, avisan a doña Chayo y a don Luis.
De esa manera sus padres se enteraron que Eva y Mayra habían sido detenidas. Temerosos de que sus hijas fueran golpeadas, torturadas o desaparecidas, en compañía de otros padres de estudiantes arrestados, se plantaron frente a las oficinas del ministerio público, en la colonia Legaria, Delegación Miguel Hidalgo. A ese lugar habían sido trasladadas sus hijas. No se movieron de ahí hasta que sus hijas fueron liberadas.
Como si adivinara el porvenir, al salir libres sus dos hijas, su padre, don Luis, les advirtió que hasta ahí el susto. En adelante no toleraría que sus hijas participaran en rollos políticos estudiantiles.
Esa advertencia sería una previsión al encuentro que, más adelante, Mayra tendría con una de las facetas más violentas a las que recurre el estado mexicano para reprimir a los estudiantes opositores.
VI
A pesar del enojo y advertencias de su padre, durante los siguientes años, Mayra continuó con su activismo y prosiguió con sus estudios de psicología en la UPN.
En poco tiempo se vinculó al neozapatismo, encabezado por la guerrilla que había surgido el 1 de enero de 1994 en el sur del país, en el estado de Chiapas.
En 2002, en compañía de un grupo de mimos gallegos, Payasos en Rebeldía, parte hacia Oventic, que se localiza en la región conocida como los Altos de Chiapas. Arriba a una comunidad perteneciente a las Juntas del Buen Gobierno, el denominado Caracol Resistencia Y Rebeldía por la Humanidad, que es uno de los cinco gobiernos autónomos en que se divide la zona territorial dominada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Durante un tiempo es acogida por una familia indígena, tzetzal o tzeltal. Desarrolla trabajo comunitario.
Después de su estancia en territorio chiapaneco, influida por el pensamiento zapatista -que en su lucha política va en contra de la globalización económica mundial-, en el 2003, en Cancún, Quintana Roo, participa en las manifestaciones de los globalifóbicos o altermundistas que de distintas partes del planeta arribaron para manifestarse en contra de la Quinta Cumbre Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), a realizarse del 10 al 14 de septiembre de ese año.
Un campesino surcoreano, Kung Hae Lee, muere durante la protesta antiglobalización, justo en el momento en que se realiza la apertura de la reunión de la OMC.
Durante los días anteriores, y posteriores, los alter-mundistas habían sido reprimidos y criminalizados por los medios de comunicación. A pesar de ello la imagen y proceder de la OMC queda dañada por los que algunos, durante aquellos días, señalaron como los revolucionarios del siglo XXI. 
Mayra regresa sana y salva y se reintegra al activismo estudiantil en la UNAM.
VII
Pasado un año después de su militancia altemundista, la noche del 7 de mayo del 2004, cinco porros identificados con la dirección de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) -encabezados por Rodolfo Hernández Gómez y por Jorge Pérez García, que portaban armas de fuego, e iban acompañados por Edgar Ruiz, que traía un spray, José María Perea, que portaba una cadena y Jorge Martínez Raice, que blandía un palo- merodean y se disponen a agredir a José Luis Ramírez Cordero y Noe Lucio Becerril, estudiantes de la ENTS. Mayra se retiraba, en compañía de ambos, después de haber asistido a una asamblea en la que demandaron la suspensión de la elección de consejeros estudiantiles de la ENTS.
José Luis y Noe habían argumentado que no existían condiciones para realizarlas. Ese año se había recrudecido la represión en contra de los estudiantes. Incluso, el reciente 19 de abril había sido secuestrado, torturado y asesinado, Noel Pável González González, de 21 años de edad, estudiante de Estudios Latinoamericanos en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y de Antropología Social en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). El cuerpo de Pável había sido encontrado en el Pico del Águila, en el cerro del Ajusco, por excursionistas extranjeros. Colgaba de una cruz en la que en la parte posterior se encontraron escritos que llevaron a sospechar de una organización de extrema derecha, El Yunque, identificada con el Partido Acción Nacional (PAN), y con Apocalipsis, una organización de porros ligada a la Facultad de Derecho de la UNAM.
Días después del asesinato de Pável, sus compañeros estudiantes, identificados con el zapatismo chiapaneco y miembros, como Pável, de la cooperativa Smaliyel, dedicada a comercializar el café producido en las zonas zapatistas, recibieron amenazas anónimas. Al investigarse el origen de las amenazas se identificó a El Yunque como el emisor. A pesar de tales evidencias, el Procurador del DF, Bernardo Batiz, afirmó que el asesinato de Pável no era tal, sino un suicidio. Batiz apoyó su declaración en una “nota suicida dejada” por Pável (en la escena nunca se encontró el lápiz o la pluma con la que él habría “escrito” la nota). En contra de lo dicho por el procurador, el cuerpo del estudiante mostraba signos de violación y tortura, golpes en sus genitales y cráneo, con exposición de masa encefálica.
Fue en medio del enardecido ambiente universitario creado por este crimen, que los porros, en presencia del personal de la dirección de la ENTS, ingresaron al frontón, a un costado de la escuela. Ahí merodearon a los estudiantes que se retiraban de la asamblea.
Al ver aproximarse a los porros, Mayra reconoció a Rodolfo Hernández. Lo conocía porque él había sido "dirigente" estudiantil en el Consejo General de Huelga (CGH) que confrontó las propuestas de Barnés de Castro en 1999.
Mayra intentó interceder, disuadir a Porrolfo y a sus acompañantes, para evitar que agredieran a José Luis y a Noe. Se interpuso en el camino del agresor. Rodolfo, armado, al querer evadirla, le decía que se hiciera a un lado, que la bronca no iba contra ella. Mayra no hizo caso. Forcejeó y quiso desarmarlo. Escuchó uno, dos disparos. No sintió nada. Creyó que eran salvas. Gritó, “¡son salvas! ¡‘Ora sí van a chingar a su madre, culeros!”. Escuchó más disparos. En ese instante, vio caer a uno de sus compañeros. Noe Lucio Becerril fue herido en el abdomen. José Luis Ramírez Cordero, recibió un disparo en una pierna. Todo se volvió confusión. Los agresores huyeron sin que interviniera el personal de la dirección de la ENTS que estaban presentes. Ni antes ni después, detuvieron la agresión ni avisaron a la policía, tampoco alertaron al personal de seguridad de la institución.
El acelere, la adrenalina del momento, la preocupación por ver heridos a sus compañeros, no le permitieron a Mayra advertir que en su forcejeo con Porrolfo, los primeros dos disparos le habían tocaron a ella. Cuando percibió la humedad de la sangre que escurría de sus heridas, se sentó en el piso. No sentía dolor, pero estaba malherida.
Una bala puso en riesgo su vida, la que perforó su torax, su pulmón; otra más había entrado por su antebrazo izquierdo.
José Luis Ramírez Cordero fue herido por disparo de arma de fuego que le ocasionó herida y fractura multifragmentaria del fémur izquierdo. Fue “posoperado colocándole material de osteosintesis, barra y cuatro clavos”. Noe Lucio Becerril, fue “herido por proyectil de arma de fuego en abdomen” que puso en riesgo su vida.
Mayra fue trasladada al Hospital Magdalena de la Salinas. La operaron. Salvó la vida. Noe y José Luis, también la libraron lo mejor posible.
Se abrieron tres averiguaciones previas que se conjuntaron en una sola, la COY-1T1/727/04-05, por tentativa de homicidio certificado y lesiones calificadas.
En esta única averiguación no se incluyeron: la portación (y disparo) de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército, la Armada y Fuerza Aérea Mexicanos; ni se incluyó la asociación delictuosa.
Tampoco se incluyó la complicidad u omisión del personal de la dirección de la ENTS que permitió la entrada de los porros al espacio universitario y presenció la agresión e intento de homicidio sin intervenir para protegen a los estudiantes agredidos. En cambio, facilitaron la huida de los porros.
VIII
Después de su delicada convalecencia, Mayra no se atemorizó. Dio inició a su incansable empeño por la aplicación de la justicia en contra de su atacante y sus cómplices. Deberían ser detenidos, juzgados y sentenciados, se dijo. Con el apoyo del Comité Cerezo México, se dedicaría a ello. Sus propósitos, principales serían que se incluyera en la averiguación previa, los delitos de portación de arma de fuego y asociación delictuosa.
 Asimismo persistiría en que se realizara una investigación sobre las responsabilidades de los funcionarios de la ENTS presentes durante los hechos del 7 de mayo.
Con tal motivo, Mayra, Noe y José Luis, establecieron otra demanda ante la Procuraduría General de la República (PGR), que decía: “…ante la presencia de alumnos y diversas autoridades de la UNAM por lo cual el 23 de agosto del 2004, Noe Lucio Becerril, José Luís Ramírez Cordero y Mayra C. Valenzuela Rosas presentaron querella en la Procuraduría General de la Republica, mesa XXX, averiguación previa 3245/DDF/2004, en contra de las autoridades universitarias de la Escuela Nacional de Trabajo Social, por el delito de uso indebido del servicio Público, ya que dieron todas las facilidades y protegieron a estos 5 individuos (porros) para que atentaran en contra de su vida, dándoles las condiciones como es cerrando las puertas del plantel, desalojando al personal, así como a los alumnos y cuidando su huida después de la agresión, como prueba se cuenta con un video.”
Con el paso del tiempo, las autoridades de la ENTS, con su inacción y sus evasivas, y con la intervención del juez Santiago Ávila Negrón, del Juzgado Trigésimo Tercero Penal del Distrito Federal (que reclasificó la causa penal 162/2004, al cambiar el delito de Tentativa de Homicidio y Lesiones Calificadas, por sólo Lesiones Calificadas), propiciaron que Rodolfo Hernández Gómez continuara evadiendo su captura y una sentencia mayor.
IX
Por fortuna, casi desde el primer día que ingreso al hospital, Mayra fue asesorada por el Comité Cerezo México. Este apoyo, bien orientado, la impulsó en su demanda por la defensa de sus derechos humanos. Y, a través del comité, no tardó en involucrarse no sólo en su caso, sino en otros que acontecen cotidianamente en nuestro país.
México, 16 de agosto, 2016. Manta en la celebración
del quince aniversario del Comité Cerezo México.
No tardó en involucrarse en la lucha que los hermanos, Emiliana y Francisco Cerezo Contreras, mantenían para lograr la libertad de sus otros tres hermanos, presos políticos, recluidos en la cárceles de alta seguridad denominada Centro de Prevención y Readaptación Social, La Palma, en Almoloya de Juárez, Estado de México. 
El 13 de agosto del 2001, Antonio, de 24 años, Héctor, de 22 (ambos estudiantes de filosofía), y Alejandro, de 19 años (que cursaba economía y sociología), estudiantes de la UNAM, habían sido sorprendidos en su casa, en Xochimilco, por militares y agentes policíacos encapuchados. Los acusaron de haber colocado artefactos explosivos, petardos, en sucursales bancarias. Los torturaron, los encarcelaron y los sentenciaron a 13 años de prisión, sin ninguna prueba verídica documentada, por los delitos de terrorismo, delincuencia organizada y almacenamiento de armas y cartuchos de uso exclusivo del ejército.
Por su parte, la guerrilla, las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP), a través de un comunicado se atribuyeron el atentado y negaron que los hermanos Cerezo, y otros dos incriminados, fueran integrantes de sus filas.
Como entre hermanos no se pueden inculpar, los agentes y militares que los arrestaron les crearon dos cómplice “delatores”. Pablo Alvarado Flores y Sergio Galicia Max, también fueron torturados para que declarara en contra de los hermanos Cerezo. De igual manera, fueron sentenciados a prisión.
Emiliana, médico siquiatra, y Francisco, pasante de pedagogía, quienes en el momento del arresto no se encontraban en el domicilio donde fueron capturados sus hermanos, iniciaron la defensa de éstos. Crearon el Comité Cerezo que la asesoró y en el que Mayra inició su militancia como defensora de derechos humanos.
México, 16 de agosto, 2016. Los hermanos Cerezo, Antonio, Emiliana, Héctor, Alejandro y Francisco, en la celebración del
15 aniversario del Comité Cerezo México.
Los hermanos Cerezo,  Alejandro,  Héctor y Antonio, liberados en febrero de 2009, con su hermana Emiliana.

X
Francisco Cerezo asesoró a Mayra en sus demandas ante la PGJDF y la PGR. Incluso más adelante hizo patentes estas demandas a través de instancias internacionales de derechos humanos.
Durante esos días, Mayra vivió bajo el techo del Comité Cerezo. Empezó a estudiar y capacitarse. Esto la llevó, desde julio del 2004, a formar parte del equipo de monitores de la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos (LIMEDDH). Continuó asistiendo a un sinnúmero de talleres de estudio sobre las distintas facetas que incumben a este tema. Se vinculó con más organizaciones no gubernamentales.
XI
Cuatro años después de haber sido malherida, Mayra tuvo oportunidad de detener a su agresor, Rodolfo Hernández Gómez. Era el 10 de julio del 2008.
Ese día, temprano, una amistad le avisó que en la oficina pública donde laboraba, se encontraba el criminal realizando trámites en representación de una agrupación solicitante de vivienda. Mayra de inmediato se comunicó con el licenciado Alberto Castro, responsable de apoyo institucional de la Secretaría de Seguridad Pública del DF (SSPDF), para exigirle el cumplimiento de la orden de aprensión en contra de Rodolfo Hernández Gómez, a quien tenía ubicado.
Ante la incredulidad de Mayra, el “licenciado” se resistió a actuar. ¡Le sugirió que pidiera la intervención de los policías, de la institución que él representaba, que se encontraran en el lugar donde se hallaba Rodolfo Hernández!
Mayra, no perdió más tiempo, apresurada, en compañía de su hermana Eva y de su madre, doña Rosario, se presentó en las oficinas de vivienda del gobierno local. De inmediato ubicó tres patrullas de Protección Ciudadana de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal. Se dirigió a la policía Leonor Abonza Álvarez, adscrita al Agrupamiento Femenil. Con ella se encontraban dos elementos de la misma corporación. ¡La oficial Leonor también le negó su apoyo! ¡Le sugirió llamar al 066, para que la institución, a la que ella misma pertenecía, realizara la detención! A Mayra, apurada por el temor de que Porrolfo abandonara el lugar, no le quedó más remedio que pedirle a las oficiales que la acompañaran a reconocer y confrontar al criminal, para que resguardaran la integridad física tanto de ella como la de sus acompañantes. A eso sí accedieron.
Apresuradas, entraron a la institución de vivienda. El amigo que había avisado a Mayra, lo ubicó. Las tres mujeres, decididas, lo sujetaron, forcejearon. A la vez, demandaron, a gritos, a las policías que cumplieran su deber. En ese momento intervinieron algunas de las mujeres del grupo solicitante de vivienda que encabezaba el criminal. A golpes procuraron la huida de Rodolfo Hernández a bordo de uno de los camiones de su organización. Por segunda ocasión escapó el criminal.
XII
Mayra se tituló en 2004 como sicóloga en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN). A la vez continúo su labor en el Comité Cerezo México y en la LIMEDDH, como monitor.
Por ello, de manera fortuita, le fue posible asistir a los pobladores encarcelados después de la violenta represión policíaca en San Salvador Atenco, Estado de México, el 3 y 4 de mayo del 2006.
Ella había llegado al reclusorio de Santiaguito con la intención de apoyar a las familias de los detenidos. Sin embargo, se le presentó la oportunidad de ingresar al penal y la aprovechó.
El personal de la cárcel le pidió que se identificara, sin dudarlo, de inmediato, mostró las credenciales que la acreditaban como defensora de derechos humanos de la LIMEDDH. Al ser aceptada su identificación, solicitó que le permitiera ingresar para comprobar el estado de los detenidos. La atención nacional e internacional estaba puestas en ese sitio. Era inevitable que el “gobierno” permitir actuar a los representantes de los derechos humanos. La presión pública era demasiada. La muerte de Alexis Benhumea, estudiante, y de Javier Cortés, civil de 15 años de edad, por disparos de las fuerzas policiacas, la expulsión inmediata de cinco extranjeros que habían presenciado la violencia indiscriminada ejercida por las fuerzas policíacas, y las misma imágenes que habían trascendido más allá de la manipulación televisiva oficialista, hacían imposible impedir la intervención de organizaciones humanitarias.
Desconfiando de su apariencia, no obstante su documentación, la celadora, mirándola de pies a cabeza, le dijo: “Con todo eso que trae en la cara, no puede entrar”. Sin dudarlo, Mayra se despojó de los percings que traía en oreja, nariz, ceja, boca. El peinado, con el peine por aquí y por acá, quedó listo. Con la ropa no pudo hacer mucho, tal vez acomodarse y fajarse la blusa. La celadora, finalmente, viendo su esmero por lograr ser admitida, y porque Mayra se puso platicadora con ella, le permitió ingresa y traspasar las “aduanas” del Centro de Prevención y Readaptación Social de Santiaguito Tlalcilalcali, en Almoloya de Juárez, Estado de México.
Dentro del penal, Mayra logró recoger los testimonios de algunos de los 207 detenidos, entre ellos 10 menores de edad y 47 mujeres. Veinte de ellas habían sido sometidas a aberrantes vejaciones y violaciones sexuales por los "agentes de seguridad pública". Por tales hechos, once de esas mujeres interpusieron su demanda ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos: Ana María Velasco Rodríguez, Suhelen Cuevas Jaramillo, Yolanda Muñoz Diosdada, Mariana Selvas Gómez, Cristina Sánchez Hernández, María Patricio Romero Hernández, Georgina Edith Rosales Gutiérrez, Patricia Torres Linares, Claudia Hernández Martínez, Bárbara Italia Méndez Moreno, Norma Aidé Jiménez Osorio.


En noviembre de 2017 la Corte Interamericana de Derechos Humanos llamó a juicio
al "gobierno" de Enrique Peña Nieto, por el caso de Las Mujeres de Atenco. 

Los testimonios recogido por Mayra, aunados a otros, se dieron a conocer a nivel nacional e internacional. Pusieron en evidencia la infame represión en contra de la población de Atenco, realizada, en conjunto, bajo el mando de Eduardo Medina Mora, Secretario de Seguridad Pública Federal, Wilfrido Robredo, Comisionado de la Agencia de Seguridad Estatal del Estado de México, y por Humberto Gutiérrez Treviño, Secretario de Gobierno de la entidad, y ordenada por Enrique Peña Nieto, “gobernador” del Estado de México por aquellos días, hoy desacreditado “presidente” de México. 
XIII
Durante sus años de estudiante y activista, Mayra nos había tenido relación con Tepito. Del barrio salía al amanecer y regresaba al anochecer. Hasta el 2008 se vinculó, por primera vez, a la vida cotidiana de Tepito.
Antes de ese año, nomás llegaba a dormir a la vivienda de sus padres, en la calle Peralvillo, y al amanecer partía a la Universidad. Precisamente, una amiga universitaria fue quien la “regresó” al barrio en horas del día. La llevó al “Rincón de la salsa”, con José Luis Rubio, en el Eje Uno Norte.
Pepe, como ella lo nombra, en su pequeño local, vendía discos de esa música, de la que es profundo conocedor además de ser un excelente bailarín.
A través de él, conoció a Marina Beltrán, su esposa, a sus hijas, Xareni y Yakiri, y a los otros dos pequeños, Beny y Carlitos. Esta familia, en ocasiones, conformaba un grupo de baile para hacer exhibiciones en mítines y programas culturales de oposición política al régimen establecido.
Con el paso de los días, Mayra volvió frecuentes sus visitas al local de Pepe. Pasaba las horas ejercitando uno que otro baile, con una que otra “chela” de por medio, pero más se les pasaba el tiempo en medio de mucha plática y muchas anécdotas, ni ella ni José Luis se quedaban cortos en temas similares: ella rememoraba el haber asistido, con un grupo de clowns gallegos, Payasos en Rebeldía, a las zonas de autogobierno zapatista, y su grata convivencia con una mujer indígena; además describía los violentos sucesos que la llevaron a convertirse en defensora de derechos humanos; también compartía lo que para ella era entrañable: su participante como integrante del Comité del 68, que incluía su cercana amistad con el emblemático líder de aquel acontecimiento estudiantil, Raúl Álvarez Garín. Esta cercana amistad perduraría hasta la muerte del líder, el 26 de septiembre del 2014. Justo cuando ella se encontraba en Michoacán, participando en una reunión de organismos no gubernamentales de defensa de derechos humanos en la que se trataría su caso.
XIV
Pasadas las horas en el Rincón de la Salsa, de madrugada, de regreso a su casa, en la esquina que forman Peralvillo y Libertad, Mayra acostumbró detenerse un tiempo con los chavos y chavas que pernoctaban a la intemperie. Pasó buenos cotorreos con ellos y, a la vez, buscó el modo de ayudarlos para que los tiras que los asolaban dejaran de hacerlo. Eran extorsionados, pero con las chavas se pasaban de lanza. No confrontó a los tiras con sus formas cabronas. Con su choro de derechos humanos persuadió a los tiras para que le bajaran a sus mamadas y los dejaran en paz. Al menos durante el tiempo que frecuentó a los chavos los tiras dejaron de chingarlos.
XV
En el 2009, José Luis Rubio, a través de su compañera de baile y de vida, Marina Beltrán, quiso comunicarse con Mayra. Al no lograrlo, porque se ella encontraba en una reunión, le dejó un recado con el número telefónico de una artista española. Esta mujer la invitaría a ser parte de su proyecto: Las 7 Cabrona e Invisibles de Tepito: “…las mujeres de este barrio tienen que ser más cabronas que bonitas para saber realizar su vida más mejor que los hombres […] porque en realidad son una cosita de la chingada en eso de trabajar, procrear, educar y sostener una familia”, rezaría un cartel de propaganda de esa intervención artística en el barrio.



Este proyecto fue iniciativa de la hispana Mireia Sallarès y se realizó en la entrada de La Fortaleza que se encuentra en Rivero casi esquina con Toltecas, en Tepito. En ese sitio, durante tres martes de junio, 14, 21 y 28 del 2009, se presentaron las 7 cabronas invisibles de Tepito narrando, al público asistente, sus vidas y pareceres. Marina Beltrán, esposa de José Luis Rubio, también fue una de ellas, como lo fueron Lourdes Ruiz, doña Queta, doña Chelo, Verónica y Amelia.
En ese sitio, un solitario pedestal, con una placa conmemorativa en uno de sus costados, es lo que hasta hoy permanece como testimonio de Las 7 Cabronas Invisibles de Tepito.


Marzo del 2015. Mayra, en chinga, limpiaba la placa de las 7 cabronas invisibles de Tepito.
mientras se realizaba el grafiti de Las cabronas de Tepito
 (por la banda de Ciudad Juárez: Yorch, Mambo, con Zaira Sipaktli, Martín Cano y compañía.)
Yorch y Mambo al anochecer, laborando en el mural de
Las Cabroans de Tepito.
XVI
Finalmente, de manera inesperada, en junio del 2012, ocho años después de haber herido a Mayra y acompañantes, Porrolfo fue detenido. Así lo consigna un boletín del Comité Cerezo México, publicado en su página de internet el lunes 23 de julio de 2012 (fragmentos):

“Asunto: Detención y reclusión de Rodolfo Hernández Gómez per-petrador del intento de ejecución extrajudicial en contra de la defensora de derechos humanos Mayra C. Valenzuela Rosas ocurrida el 07 de mayo del 2004 en la UNAM…”
“[…]Como producto de la perseverancia de víctimas, familiares y organizaciones estudiantiles en la búsqueda de la justicia, les comunicamos que el día 08 de junio de 2012 fue detenido Rodolfo Hernández Gómez, Alias el Ronco, Porrolfo o Camilo Roldán después de 8 años de denegación del derecho humano al acceso a la justicia por parte de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal en contra de Mayra C. Valenzuela, Noe Lucio Becerril, y José Luis Ramírez; cabe recalcar que el perpetrador era, al momento de su detención, el coordinador general del Partido del Trabajo en Veracruz…”
“[…]POR LO ANTERIOR
El Comité Cerezo exige que el Estado mexicano:

I) Repare el estado de derecho humano al acceso a la justicia de Mayra C. Valenzuela Rosas. 

II) Motive y fundamente la reclasificación del delito de Tentativa de homicidio calificado en lesiones calificadas y así lo informe a la sociedad. 

III) Subsane las irregularidades que en 8 años ha incurrido como ignorar la portación y disparo de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza aérea nacionales, así como el de asociación delictuosa y realice de manera imparcial el deslinde de la responsabilidad de los funcionarios de la ENTS que estuvieron presentes durante los hechos."
"A petición de las víctimas, sus familiares, abogados y organizaciones estudiantiles solidarias informamos que el día jueves 26 de julio a las 10:00 en el juzgado penal #33 del DF con sede en el Reclusorio Preventivo Sur se realizará la audiencia de deshago de pruebas, y en las afueras de ese lugar se llevará a cabo un mitin en apoyo al derecho a la justicia que asiste a Mayra C. Valenzuela Rosas.
Francisco Cerezo Contreras.
Comité Cerezo México

Tres años después de ser detenido, Rodolfo Hernández quedó en libertad. Los representantes de la “justicia” del estado mexicano, nunca atendieron las insistentes demandas de Mayra respecto a la reclasificación del delito ni el deslinde de responsabilidades de los funcionarios de la ENTS; incluso reiteradas en el citado boletín del Comité Cerezo México.

Algunos sucesos quedan pendientes de relatar (segunda parte, Leticia Ponce, ¿quien "levantó" a mi hijo, al hijo del Tanque)... 
Entretanto, el año pasado, poco antes de la celebración de día de muertos, Mayra realizó la Frida-calavera que exhibió en la escuela de su hijo... Había empezado a adelgazar...